Crisis franco-egipcia:

a Ramsés II le toman el pelo

A mí también me toma el pelo el titular de esta noticia. Pero ya he arrojado demasiadas piedras sobre estos individuos que sueltan chorradas en los periódicos, así que vayamos a la noticia en sí.

¿Quiere usted sacarse un dinerillo para costearse la operación de bultos mamarios de su hija o cualquier horterada por el estilo? ¡Expolie alguna reliquia y véndala en ebay!

Me pregunto si “ingenuidad” era la auténtica palabra que salió de la boca de los gendarmes cuando justificaron dejar en libertad sin cargos a Jean-Michel Diebolt, un cartero francés que heredó de su padre (un científico tarado) ciertas muestras capilares de la momia de Ramsés II -madre, no tires los pelos que me sobran cuando me ducho-. Como andar guardando pelos no es uno de esos coleccionismos que te puede sacar de un apuro en reuniones sociales, Diebolt decidió vender las muestras a cualquier pijo extravagante anhelante de unas extensiones para su ingente alopecia. El tipo, muy paleto él (perdón, “ingenuo”), se planteó la posibilidad de exponer su mercancía en Internet, donde se sabe que nadie puede sospechar de la extrañeza de dicho producto.

Y claro, los egipcios se mosquearon un poquillo. Vale que el British Museum se haya llevado casi todo su legado faraónico (de hecho, sostengo que el que dejaron está en Egipto porque no tenían medios para transportarlo), pero un cartero francés... de eso nada.

-Jamás hubiera imaginado que podía ocasionar un incidente diplomático. Lo lamento mucho. Pido excusas al Gobierno egipcio y las enviaré por escrito al Museo de El Cairo. [ABC, 30-11-2006]

¿”Ingenuidad” es la palabra con la que calificaríais estas declaraciones del franchute?

Por último, me resulta risible pensar que si cada científico que analiza una reliquia se lleva un “recuerdo” de ella... ¿os podéis imaginar el auténtico tamaño de, por ejemplo, la Piedra Roseta? Y la Venus de Milo, ¿realmente venía desmembrada “de serie”?

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