Sí, el título del post os llama.
¿Qué tiene la palabra “parrocha” que desata pasiones? ¿Es ese punto de sal? ¿Referencia marina?
Algo aprendí en las prácticas de la universidad, y es que hay que llamar la atención del público con el titular. Pues hala, ya empiezo a soltar el rollo:
¿Nunca habéis vivido esa situación –digamos, “interesante”- en la que varias personas te hablan a la vez y todo ello se mezcla con conversaciones ajenas? Aclaro, sin estar borracho –o lo justo-.
La noche es la mejor fuente de inspiración para este blog, y para probarlo, os KAUmentaré varias situaciones:
· Un día, en cierto local de ambiente de la noche coruñesa yo le comentaba a una amiga:
-Pues no te pierdas el comentario que hizo X cuando fuimos a ver la exposición de Signier...
Mientras, un individuo de avanzada edad (dejémoslo así), proclamó ante el asombro de unos jóvenes plumíferos:
-Eh, yo sólo vengo a mirar...
· Una noche con Seliente, un amigo de este KAUmentaba:
-Entonces le dijo: “hija, te veo con la parrocha alterada”.
Y a escasos metros, se nos cruzó el siguiente discurso:
-Rosa, rosae, rosam...
· Conversación de fondo de las cohabitantes de mi residencia a las 4 de la mañana mientras yo estaba insomne en la habitación de María delimitando un mapa lingüístico de España en su espejo:
MALDITA GRITONA1: Tía, ¿le comiste la polla?
MALDITA GRITONA2: Entera. Pero tía, porque le quiero.
Otro día más, que estoy muy traumatizada (léase: resacosa).
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